La sauna infrarroja es una variante de la sauna tradicional que utiliza radiación infrarroja para calentar el cuerpo directamente en lugar de calentar el ambiente circundante.
A diferencia de las saunas convencionales, que calientan el aire que luego calienta el cuerpo, la sauna infrarroja utiliza paneles emisores de infrarrojos para generar calor de ondas largas que penetran en la piel de manera más profunda.
El calor generado por la sauna infrarroja se percibe como una sensación similar a los rayos del sol, pero sin los efectos dañinos de la radiación ultravioleta.
Los paneles infrarrojos emiten una luz invisible que calienta directamente el cuerpo y no la atmósfera, lo que resulta en una experiencia más suave y cómoda en comparación con las saunas tradicionales.
Algunos de estos beneficios incluyen:
- Relajación y alivio del estrés: El calor infrarrojo penetra en los músculos y promueve la relajación, aliviando la tensión muscular y reduciendo el estrés.
- Mejora de la circulación sanguínea: La exposición al calor infrarrojo dilata los vasos sanguíneos, lo que aumenta el flujo de sangre y mejora la circulación en el cuerpo.
- Desintoxicación: La transpiración inducida por la sauna infrarroja ayuda a eliminar toxinas y metales pesados del cuerpo a través de los poros de la piel.
- Alivio del dolor y la inflamación: El calor infrarrojo puede ayudar a reducir el dolor muscular y articular, aliviar la artritis y disminuir la inflamación.
- Mejora de la salud cardiovascular: Al aumentar la circulación sanguínea y promover la relajación, la sauna infrarroja puede ayudar a mejorar la salud del corazón y reducir la presión arterial.
Al igual que con cualquier forma de terapia de calor, es necesario mantenerse hidratado durante una sesión de sauna infrarroja y consultar con un profesional de la salud si se tienen condiciones médicas preexistentes, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante y no excediendo el tiempo de uso recomendado para evitar posibles efectos adversos.