La meditación Zazen es una práctica ancestral originaria del budismo zen que se enfoca en la atención plena y la concentración.
El término «Zazen» proviene del japonés, donde «za» significa «sentarse» y «zen» se refiere a la meditación en sí. Esta forma de meditación se caracteriza por su simplicidad y su enfoque en la postura correcta, la respiración y el estado de alerta mental.
En la práctica de Zazen, uno se sienta en una posición estable y cómoda, generalmente en la postura de loto o semi-loto, aunque también se pueden utilizar sillas si la posición de loto es incómoda.
La espalda debe estar erguida, pero sin tensión, y las manos pueden descansar en el regazo o en una posición específica, como el «mudra cósmico». Una vez sentado con comodidad, se enfoca la atención en la respiración.
No se trata de controlar o modificar la respiración, sino de ser consciente de ella, observando el flujo natural del aire que entra y sale del cuerpo.
Algunas personas pueden elegir contar las inhalaciones y exhalaciones para ayudar a mantener la concentración.
A medida que se practica Zazen, surgen inevitablemente pensamientos, emociones y distracciones. La clave está en observarlos sin juzgarlos ni aferrarse a ellos; se deja que pasen y se regresa a la atención plena en la respiración.
Esto ayuda a desarrollar una mente más clara y a estar presente en el momento presente.
El objetivo final de la meditación Zazen no es lograr algo en particular, sino simplemente estar completamente presente y consciente en cada momento.
Se busca experimentar la realidad tal como es, sin juicios ni apegos.
A través de la práctica regular de Zazen, se dice que uno puede cultivar la sabiduría, la compasión y la paz interior.