La felicidad textualmente se define como “estado de animo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por gozar de algo bueno”. Es notorio que se presenta como un concepto muy individual y personal. Lo que hace feliz a uno, quizás no lo hace al otro.
Se debe traer acotación una frase que reza “en la vida se nos enseña a ser buenos mas no felices”. El hecho de ser seres gregarios, de convivir en comunidad, predispone al humano a seguir dogmas sociales que muchas veces atentan contra su propia felicidad. Pero que satisfacen las expectativas que sobre si deposita el colectivo.
Surge entonces la duda ¿para ser feliz se debe ser egoísta? ¿Qué ocurre cuando lo que genera felicidad va contra el sistema moral de la religión, y lo socialmente establecido?
Valoración de las necesidades personales.
Para poder entrar al campo de la felicidad será primordial conciliar con el propio espíritu lo que realmente se es. Se puede engañar a cualquiera con una falsa actitud de felicidad pero a sí mismo es imposible. Es necesario entender que el ser más importante es la propia persona, y en la medida que se atiendan las necesidades propias y se conozca lo relevante para sí mismo, se podrá dar importancia a los demás.
No es un acto de egoísmo amarse y realizarse de manera individual hará que se pueda amar sanamente al otro. La felicidad individual claro esta no puede atentar contra el marco legal establecido en el país en el cual se habite. Para ser feliz no se debe dañar a nadie, pero si se debe priorizar el yo.
Más allá de lo esperado por la sociedad lo verdaderamente importa siempre será que hace feliz a el individuo. La felicidad esta en realizar todo lo que genere satisfacción propia, desde la aceptación de las preferencias sexuales, la elección de una carrera laboral hasta que se quiere comer y como se quiere vestir.
El tema de la felicidad cuando se está en pareja resulta ser un poco tortuoso si no se aprende a respetar las individualidades. Se debe recordar que una pareja está compuesta por dos partes que no siempre estarán de acuerdo en todo. Entonces en algún punto la felicidad pudiera estar relacionada con un adiós.
En resumidas cuentas la felicidad no es un destino es un camino, que debe ser andado con firmeza y sinceridad. Sabiendo que como todo en la vida estará cargado de altos y bajos, como todo en la vida. Las personas verdaderamente felices encuentran este sentimiento en las cosas más simples. Los bienes materiales y el dinero quizás faciliten la felicidad pero no son en lo absoluto algo inversamente proporcional.
El canto de un ave, la brisa fresca de la mañana y hasta una taza de café, son motivos de ser felices. El simple hecho de poder levantarse cada día y estar vivo ya es motivo suficiente para que la felicidad invada el ser.